Más que
bióloga, a Chari le habría pegado ser
dependienta de ropa. Se sabía de memoria las marcas de
sujetadores con
glamour: Intima Cherry, Calvin Klein. Conocía todas las tiendas,
qué ropa había, a qué precio, las baratas y las
caras. Según ella, por supuesto.
¿300
euros, una chaqueta? Perfecto.