17/03/2011 21:12:28
'SI VIS PACEM', DEFINE CIBERGUERRA
Mercè Molist
Los gobiernos exageran sobre la
ciberguerra, para usarla como excusa en su afán de control del
ciberespacio. Este fue el hilo conductor de la charla del respetado
experto en seguridad informática Bruce Schneier, en la "Black Hat
Europa". Barcelona ha acogido esta convención, considerada entre la
élite de los encuentros mundiales de hackers. La conferencia del
norteamericano Schneier fue la estrella de la "Black Hat", que según la
organización ha reunido a 500 personas.
"A pesar de todo el ruido que
hacen los medios, aún no se ha visto ningún ejemplo claro de
ciberguerra", aseguró Schneier, quien recordó ciberataques como los de
2007 contra Estonia, en los que jamás quedó claro si era un país el
atacante o un adolescente con tiempo libre. Además, aseguró: "No existe
una definición de qué es ciberguerra, de cómo és, cómo empieza o cómo
acaba".
Schneier explicó haber
participado en mesas redondas sobre este tópico, junto a jefes de la
Agencia de Seguridad Nacional norteamericana y altos cargos de aquel
país, quienes "exageraban usando como ejemplo ataques de los que jamás
se supo el autor". Aún así, remarcó que cada vez se están viendo más
tácticas que sólo un país podría llevar a cabo, como el espionaje al
Dalai Lama y a disidentes chinos por parte de China, o virus contra
centrales nucleares iraquíes, creados posiblemente en Israel y EEUU.
Ante estos ataques, aseguró
Schneier, "la defensa es muy difícil porque no sabes quién ni por qué
te están atacando: ¿Son espías? ¿Crimen organizado que quiere
extorsionarte? ¿Un gobierno? ¿Unos críos?". Todos pueden usar las
mismas herramientas, disponibles en la red, y las mismas tácticas, como
el sabotaje, robo de información o espionaje. "¿Y a quién llamas? ¿A la
policía? ¿A tus abogados?".
Schneier, apodado el Chuck
Norris de la seguridad informática por su mente implacable, desplegó
esta vez pocas afirmaciones tajantes y muchos interrogantes. Afirmó que
cada vez más países están creando "cibercomandos" en sus ejércitos, sin
tenerlo muy claro: "¿Dónde actuarán? ¿En la espina dorsal de la red o
en determinadas aplicaciones? ¿Cómo sabrán cuando un ataque es real y
cuándo el enemigo es civil o militar? ¿A quién defenderán, a las
corporaciones, a los individuos o sólo a los estados?".
Schneier destacó el interés que
muestran los gobiernos por denostar el anonimato y espiar a su
ciudadanía en nombre de la ciberguerra. Explicó que en el caso de Gmail
no habría problema, ya que los mensajes se guardan en claro en los
servidores de Google, pero otras comunicaciones, como las llamadas de
Skype, van cifradas. Y se preguntó: "¿Habrá que descifrarlas para que
puedan espiarnos? ¿Tendremos que cambiar Internet para que ellos puedan
hacer la guerra, tendremos que ponerles un botón rojo?".
Otro punto delicado es quién se
encarga de la seguridad de la espina dorsal de Internet. De momento
está a cargo de las empresas propietarias de estas redes, que dan más o
menos seguridad a lo que según ellas tiene más o menos valor, algo
erróneo según Schneier: "El mercado no puede defender Internet, deben
hacerlo los gobiernos marcando cómo se aseguran estas infraestructuras".
El experto sugirió que los
ataques vistos hasta ahora deberían llamarse "hacking políticamente
motivado" y que, si se llegase de verdad a la ciberguerra, los
gobiernos tiene ante ellos un largo camino de reflexión: "¿Habrá que
firmar tratados y marcar qué es juego limpio? ¿Un estado puede decir a
una compañía de teléfonos qué debe bloquear o qué protocolos usar? ¿Es
lícito que China o EEUU estén sembrando de bombas lógicas el
ciberespacio?". Schneier acabó la charla promocionando su nuevo libro.
SOMBREROS LLENOS
La llaman "Black Hat" (Sombrero
negro), pero es un encuentro de "white hats" (sombreros blancos) sin
corbata. En la jerga, un "black hat" es un hacker malvado, frente al
"white hat", el hacker profesional, que trabaja en una empresa de
seguridad informática. Entre 850 y 1.650 euros la entrada, por dos días
de charlas sobre lo más caliente en su campo. Boyante negocio, si no el
de la seguridad, el de este tipo de encuentros, donde además se ofrecen
cursos con precios que oscilan entre los 1.500 y 3.000 euros.
La Black Hat nació en 1997 en
Estados Unidos, como un encuentro con contenidos más serios que la
mítica y festiva convención de hackers DefCon. Ambas se celebran en
agosto, en Las Vegas, una después de otra, y ambas son obra del hacker
Jeff Moss. Hace once años arrancó la versión europea de la Black Hat,
en Amsterdam, hasta que en 2010 se trasladó a Barcelona. A pesar del
tiempo transcurrido, la inmensa mayoría de asistentes siguen siendo
hombres.
Entre las charlas de este año
han destacado la securización de aplicaciones web; cómo defenderse ante
bombardeos de denegación de servicio, como los que lanzó Anonymous
contra diversas empresas a raíz del bloqueo a Wikileaks; el uso de la
computación en nube para romper claves de cifrado y lo que se tercie, o
el análisis forense de virus como Stuxnet, para saber de dónde vienen.
El madrileño Raúl Siles ha sido el único español que ha dado un charla
en esta Black Hat, donde el inglés era lengua oficial.
Copyright 2011 Mercè Molist.
Verbatim copying, translation
and distribution of this entire article is permitted in any digital and
no commercial medium, provide this notice is preserved.
<<