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ROGER SCHANK: "EL 'E-LEARNING' ES EL MISMO CURSO TERRIBLE DE ANTES, PERO EN LÍNEA"
Mercè Molist
Roger
Schank es un experto en Inteligencia Artificial que investigaba cómo
educar a los ordenadores y acabó descubriendo que a los humanos nos
educan mal. Profesor en las universidades de Yale, Standford y Carnegie
Mellon, ha tenido que esperar hasta los 64 años para que una
institución académica le permitiese poner en práctica sus teorías: la
Escuela de Negocios de La Salle presenta en marzo una serie de másters
en línea basados en la revolucionaria visión educativa de Schank.
-¿Qué piensa del e-learning actual?
-Es
la misma basura, pero en un sitio diferente. Las escuelas cogen las
nuevas tecnologías y las arruinan. Por ejemplo, cuando salió la
televisión todas pusieron una en cada aula, pero la usaban para hacer
exactamente lo mismo que antes. Igual ahora con los ordenadores: ¡Oh,
sí, tenemos e-learning! ¿Y qué significa? Pues que dan el mismo curso
terrible, pero en línea, usando los ordenadores de forma estúpida.
-En
su página web leo: "Sólo hay dos cosas que están mal en el sistema
educativo: qué enseñamos y cómo lo enseñamos". ¿Qué deberíamos enseñar?
-A
vivir, que tiene muchos aspectos, como aprender a ser un abuelo o una
madre. Pero la escuela no nos lo enseña. Tampoco a tomar decisiones
sobre nuestra vida, aprender valores humanos o decidir qué trabajo nos
gustaría.
-¿Y cómo deberíamos enseñar?
-La
fórmula del profesor que da la clase magistral y los alumnos hacen
exámenes no funciona. Deberíamos aprender como cuando éramos pequeños:
nuestros padres no nos sentaron en una mesa y nos dijeron que nos iban
a enseñar a hablar, que eso era la gramática y lo otro, el vocabulario.
No. El niño habla y, cuando se equivoca, sus padres le corrigen.
Aprendemos conversando, usando el lenguaje.
-Es lo que usted llama "aprender haciendo".
-Sí:
todo lo que puedas aprender está basado en la práctica. Para saber
conducir un coche no tienes que estudiar cómo funciona el motor o por
qué se mueven las ruedas. Toda la educación debería ser así, práctica.
-En sus libros explica que es así como aprende la mente.
-Los
seres humanos tienen diferentes procesos mentales que funcionan desde
que nacemos, como hacer predicciones, decidir objetivos o establecer la
causa de las cosas. Si lo haces bien, triunfas en la vida. Pero en la
escuela no lo enseñan. Como mucho te enseñarán la relación causa-efecto
en física, pero no adaptada a la vida real. Lo que necesitamos es
conocimiento práctico de por qué suceden las cosas con las que nos
enfrentamos cada día.
-¿Pero cómo enseñar de forma práctica algo tan importante como filosofía, literatura o historia?
-Es
que no son tan importantes. Lo son para los académicos, que deciden qué
debemos aprender. Si una parte de la población quiere, de acuerdo, pero
no deberían obligar a todos los estudiantes del mundo a aprenderlo. Y
sí, es posible estudiar historia de forma práctica, por ejemplo con una
simulación que te lleve a la Revolución Francesa.
-¿Cómo pueden los ordenadores ayudar al "aprender haciendo"?
-Con
simulaciones más o menos elaboradas que presenten situaciones reales:
tenemos este problema, cómo podría resolverse. Ni tan sólo necesitas un
ordenador para esto, aunque lo facilita, ya que te permite trabajar con
personas que no están en tu misma habitación. El auténtico cambio es
cómo se enseña, no los instrumentos.
-Los mejores hackers que conozco son autodidactas, no han aprendido en la universidad sino con sus ordenadores.
-Exacto, han aprendido haciendo, como ir en bicicleta.
-¿Entonces, no necesitamos escuelas?
-Por
supuesto que no y deberían ser eliminadas. Las escuelas están
controladas por los gobiernos, que no se preocupan de que salga de
ellas gente inteligente. Todo lo contrario: quieren gente simple que no
se haga muchas preguntas ni complique las cosas.
-¿Cómo llegó a estas conclusiones?
-Mi
campo de estudio es la inteligencia artificial, hacer a los ordenadores
inteligentes. En los setenta trabajábamos muy seriamente sobre cómo los
ordenadores deberían aprender. En los 80, cuando ya era un experto en
educación, mis hijos entraron en la escuela. Y cuando ví lo que hacían
allí me llevé las manos a la cabeza. ¡Qué forma más estúpida de
aprender!
-¿Por qué?
-Un
ejemplo con mi hijo: a los 6 años me llegó una nota de la profesora que
decía que no era bueno en matemáticas, cuando yo sabía que a los 4 ya
hacía multiplicaciones. Fuí a verla y me explicó que aprendían a hacer
cuentas con líneas hechas con rotuladores ¡y que mi hijo no dibujaba
bien las líneas!
-Ahora experimenta con sus nietos. Ha creado videojuegos que les enseñan matemáticas o a leer. ¿Funciona?
-Sí.
Mi decisión más importante se refiere al mayor, que tiene 8 años. Mi
hija dudaba a qué escuela llevarlo. Le propuse montar una con otros
padres y hoy son doce chicos en una habitación, con una profesora, que
lo único que hacen es lo que les gusta a esa edad: construir trenes,
coches, camiones, robots.
-Es
la misma línea que ha seguido para crear los másters de La Salle,
haciendo que los alumnos se enfrenten no a teorías sino a situaciones
simuladas de la vida real...
-Va a cambiar el mundo. Es
divertido, emocionante, algo muy nuevo. Cuando me lo propusieron
pensaba que bromeaban porque hablamos de una universidad, que es parte
del sistema, que me contrata para cambiar este sistema.
Roger Schank
http://www.rogerschank.com
Copyright 2010 Mercè Molist.
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