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EL EJÉRCITO ESPAÑOL SE APUNTA A LA GUERRA CIBERNÉTICA
Mercè Molist
El
juego es muy parecido a "Captura la bandera", veterana competición que
se disputa en muchos encuentros de hackers. Consiste en asaltar los
ordenadores enemigos, mientras se defienden los propios, dentro de una
red creada expresamente para el juego. La diferencia radica en que aquí
los contendientes no son hackers al uso, sino soldados y oficiales con
el uniforme de las fuerzas armadas españolas.
"No nos
preguntemos si ocurrirá sino cuándo ocurrirá", rezaba el folleto
interno que invitaba al primer Ejercicio de Ciberdefensa (ECD09) de las
Fuerzas Armadas Españolas, celebrado en octubre y organizado por la
Sección de Seguridad de la Información de la División CIS del Estado
Mayor Conjunto. Aunque el interés de algunos oficiales respecto a la
ciberguerra (ellos la llaman ciberdefensa) viene de lejos, es la
primera vez que se da a conocer la celebración de un acto de estas
características.
"Los escenario eran muy sencillos", explican
los organizadores. El primer día "se planteaba una red objetivo que
había que estudiar para detectar sus debilidades y atacarlas,
utilizando herramientas de código abierto que cualquier hacker
encuentra en Internet". El último día era al revés: "Se trataba de
defender una red y unos servidores muy parecidos a los que tenemos
instalados en cualquiera de las redes del Ministerio de Defensa".
El
juego era semejante a los que se realizan en entornos civiles, como
"Captura la bandera". La diferencia, según los organizadores, estaba en
"el escenario imaginario planteado, ambientado en operaciones militares
ficticias". Los militares no descartan, en futuras ediciones,
"introducir herramientas y técnicas específicas, a medida que se
desarrollen y se disponga de ellas".
Participaron unas 80
personas formando 20 equipos, el 85% militares y el 15% civiles de la
empresa pública ISDEFE. Los organizadores están muy satisfechos: "Nos
han permitido valorar el estado actual de las Fuerzas Armadas en lo
relativo a ciberdefensa". El ECD09 ha servido también "para reforzar la
concienciación y nos ha ayudado a establecer el embrión que permita
desarrollar una doctrina conjunta".
Actualmente, las capacidades
de ciberdefensa de las fuerzas armadas están repartida en diferentes
órganos del Ministerio de Defensa. La intención del Estado Mayor, como
explican los organizadores, es "trabajar sobre estas en el ámbito
conjunto". Les acucia, explican, que "a medida que nos hacemos más
dependientes de la tecnología, la amenaza cibernética es una realidad
más palpable".
Esta reflexión es compartida por la mayoría de
ejércitos del primer mundo, aseguran: "Tanto la OTAN como la Unión
Europea han desarrollado o están desarrollando estrategias y conceptos
de operación en CiberDefensa y Operaciones en Redes Informáticas". Los
Estados Unidos hace años que trabajan en ello y el Reino Unido acaba de
publicar su primera estrategia nacional de ciberseguridad.
El
grupo organizador del ECD09, la Sección de Seguridad de la Información
CIS de la División CIS del Estado Mayor, sigue con atención estos
movimientos. Lo componen militares especialistas en telecomunicaciones
e informática que han hecho cursos avanzados, militares y civiles, en
seguridad de las TIC, así como ingenieros superiores civiles de ISDEFE,
especializados también en seguridad.
Esta especie de élite
hacker dentro de las fuerzas armadas participa en ejercicios como los
"Talleres Internacionales de CiberDefensa", organizados por el
Departamento de Defensa de los Estados Unidos, y los "Ejercicios de
CiberDefensa de la OTAN". En ellos se han inspirado para este primer
ejercicio, aunque lo han adaptado a las propias necesidades.
La
razón de tanto entrenamiento no es baladí: la guerra en el ciberespacio
conlleva nuevas estrategias y reglas para la milicia. Ya no es tan
importante quien tiene las mejores armas sino quien tiene a los mejores
guerreros, los cuales necesitan un nivel de conocimientos y habilidad
importante. Eso sin tener en cuenta que el ejército debe competir con
la industria para reclutar a los mejores.
"El problema no es
tanto si hay suficiente material y organización de nuestras unidades
especializadas. El material se puede adquirir, pero alcanzar la
formación necesaria para que nuestros soldados utilicen toda esta
tecnología no es algo que se pueda lograr de la noche a la mañana",
explican. Este problema es compartido por los ejércitos de todo el
mundo.
Pero, ¿necesita España la ciberdefensa? "Ciudadanos y
empresas españolas reciben ataques a diario de baja intensidad. El
determinar quién ha sido y con qué intenciones no es tarea fácil",
explican. En el folleto que anunciaba el ECD09, se afirma que desde
diciembre de 2007 España ha sufrido ciberespionaje "por medio de
troyanos adaptados".
Los gobiernos europeos y el
norteamericano han denunciado en diversas ocasiones operaciones
parecidas de espionaje, con origen en China. Recientemente, la Comisión
de Revisión de Economía y Seguridad entre Estados Unidos y China
confirmaba, en su informe de 2009, la participación cada vez más
agresiva del estado chino en ataques de ciberespionaje contra el
Departamento de Defensa de EEUU: casi 44.000 sólo en la primera mitad
de 2009.
El otro gran malo de la película es Rusia, presunto
autor de los fuertes cíberbombardeos contra Estonia, en 2007, y
Georgia, en 2008. El folleto del Ministerio español de Defensa pone
otros ejemplos: "A finales de 2008, debido a la campaña militar israelí
en Gazá, se detectó una gran cantidad de ataques procedentes de países
árabes contra páginas web simpatizantes de Israel. En el otro bando,
hackers israelíes lanzaban ataques DDoS (bombardeos) contra webs de
noticias palestinas".
Aunque los analistas no están de acuerdo
sobre si hay que llamarlo ciberguerra o simples escaramuzas, cada vez
más estados ponen a punto sus armadas cibernéticas. Según un reciente
informe de la corporación de seguridad informática McAfee, Israel,
Rusia, Estados Unidos, China y Francia encabezan esta nueva carrera
armamentística, dentro de lo que se califica de "Ciberguerra fría".
Aunque
la intención pública de estos estados sería repeler ataques
cibernéticos, es notoria también la intención ofensiva. Sólo hay que
fijarse en el ejercicio llevado a cabo en octubre en España: no
consistía exclusivamente en la defensa de sus sistemas, sino también en
el ataque de un servidor enemigo, "aspecto fundamental para saber
defenderse", según los organizadores.
GUERRA NUEVA, TÁCTICAS NUEVAS
M.M.
La
ciberguerra gusta y disgusta a partes iguales a los militares porque,
aunque ven su potencial, saben que en este nuevo escenario no sirven
sus estrategias de siempre. El anonimato cibernético difumina al
enemigo y la complejidad de las redes hace imposible controlar el
alcance de una acción ofensiva.
Se ha visto en los
ciberbombardeos contra Estona, contra Georgia y, en julio de 2009,
contra Corea del Sur y Estados Unidos: los ataques no venían de un solo
sitio sino de decenas, incluídos los países víctimas. Eran ordenadores
personales secuestrados mediante virus que hacían de pantalla,
escondiendo la verdadera identidad del enemigo.
Si los países
víctimas hubiesen querido defenderse a la vieja usanza, deberían haber
atacado a estos ordenadores, que en realidad eran víctimas como ellos.
Es más, al estar muchos en países amigos o en el propio país atacado,
este tendría que haberse disparado a sí mismo. ¿Qué militar pondría en
práctica tal sinsentido?
Martin Libicki, científico de la RAND
Corporation, explica en una reciente entrevista en GovInfoSecurity.com
otros problemas que conlleva la ciberguerra: "El principal propósito de
luchar es desarmar al otro bando, pero esto no sirve en el ciberespacio
porque es muy difícil desarmar a otra nación de su capacidad de usar a
hackers, ni tampoco puedes desarmar a esos hackers".
Además, la
ciberguerra no ha sido suficientemente testeada, lo que significa que
"a veces funciona y a veces no". Este riesgo es especialmente
importante cuando se usa de forma ofensiva: ¿Qué pasará si, al atacar
sistemas de Iraq, por la complejidad de las redes te acabas cargando a
bancos franceses?
El peligro de descontrol se hace mayor en la
llamada "ciberguerra estratégica", destinada a inutilizar los
suministros de energía, financieros y de telecomunicaciones de un país.
Aquí, explica Libicki, "hay que ir con mucha precaución; debido a las
incertidumbres del ciberespacio nunca sabrás exactamente qué has hecho
y será muy difícil predecir los daños colaterales".
ESTADOS UNIDOS DIRIGE LAS MANIOBRAS
M.M.
La
preocupación mundial por la ciberdefensa nació en verano de 2007,
cuando Estonia sufrió un fuerte ciberbombardeo supuestamente orquestado
por Rusia. El concepto de ciberguerra había nacido muchos años antes,
en Estados Unidos. La revista "Time" le dedicaba una portada ya en
1996. Pero la falta de ataques, al menos públicos, hizo que el interés
fuese decayendo.
Hasta que los hechos de Estonia desenterraron
el antiguo miedo y la OTAN creó, en la capital de aquel país, su Centro
de Excelencia Cooperativa para la Ciber Defensa, del que España es
"nación patrocinadora". Mientras, en Estados Unidos, Bush ponía en
marcha la Iniciativa Integral de Ciberseguridad Nacional, que la
administración Obama ha mejorado con la creación de una
CíberComandancia y el futuro nombramiento de una coordinador nacional
de ciberseguridad.
El periódico "National Journal" confirmaba
recientemente la existencia de un plan de ciberseguridad de EEUU,
"basado en la experiencia de las agencias de inteligencia y operaciones
militares en la ciberdefensa, donde se han usado armas para robar
información, interferir comunicaciones y controlar sistemas
informáticos".
Una de estas operaciones, según el periódico,
consistió en un ciberataque autorizado por el presidente Bush, en 2007,
contra teléfonos móviles y ordenadores de líderes de Iraq, que los
usaban para planear atentados con bomba y colgar los vídeos en
Internet. La operación permitió espiar a los iraquíes, despistarles con
información falsa y hacerles caer en emboscadas.
Si en 2005 el
principal objetivo de la ciberguerra era atacar las comunicaciones
inalámbricas de los enemigos, años después se le han añadido nuevas
"virguerías" como penetrar en las redes de telefonía móvil y sistemas
informáticos. Lo último, que tiene muy preocupadas a las autoridades de
Estados Unidos, es la creación de virus informáticos y programas
maliciosos que podrían inutilizar los sistemas eléctricos, corromper
datos financieros o secuestrar los sistemas de control del tráfico
aéreo.
Centro de Excelencia Cooperativa para la Ciber Defensa (OTAN)
http://www.ccdcoe.org/
United Kingdom Cyber Security Strategy 2009
http://www.cabinetoffice.gov.uk/reports/cyber_security.aspx
Entrevista con Martin Libicki
http://www.govinfosecurity.com/p_print.php?t=a&id=1924
The Cyberwar Plan
http://www.nationaljournal.com/njmagazine/cs_20091114_3145.php
Information Warfare Monitor
http://www.infowar-monitor.net
Copyright 2009 Mercè Molist.
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