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MUEVEN UN CURSOR CON LOS IMPULSOS ELÉCTRICOS DE LOS OJOS
Un investigador de la Universitat de les Illes Balears defiende que la vista es más efectiva que el habla para interaccionar con un ordenador
Mercè Molist
"La vista es la que trabaja" explica, jocoso, el catedrático de la Universitat de les Illes Balears, Llorenç Valverde, codirector de una original tesis doctoral, con prototipo incluido, que permite interaccionar con un ordenador sólo moviendo los ojos. Sin cámaras que le enfoquen ni más artificios que una máscara que registra e interpreta las señales eléctricas generadas por el movimiento ocular, Tomeu Estrany, autor de la tesis, pone música o hace dibujos en la pantalla.Han sido seis años de investigaciones que empezaron con la intención de mover el cursor a partir de las señales eléctricas de la mente, algo que Estrany pronto abandonó al darse cuenta de que era más efectivo fijarse sólo en "las señales electrofisiológicas generadas por el dipolo ocular, que funciona como una pila, filtrarlas, amplificarlas y convertirlas en una señal que posicione el cursor. Otros lo hacen con cámaras apuntando a los ojos, pero si mueves la cabeza se pierde la señal: este método es más simple y barato", explica.
Tomeu Estrany parece un auténtico 'cyborg' cuando se pone la máscara de aluminio que él mismo ha diseñado. En su interior, circuitos, cables, sensores, amplificadores, chips y filtros cosidos artesanalmente por el autor, así como los programas de comunicación e interacción del ojo con el ordenador, que le han demandado un trabajo interdisciplinar donde se mezclan la informática, medicina, neurofisiología o electrónica. De hecho, sus directores han sido Llorenç Valverde, del Departamento de Matemáticas e Informática, y Alexandre Garcia, del Departamento de Psicología.
"Sistema de posicionamiento electrooculográfico con reajuste interactivo" es el título completo de la tesis, que se presentó por primera vez al mundo exterior la semana pasada, en el XI Congreso Europeo de Neurofisiología Clínica, celebrado en Barcelona. Su autor justifica así la investigación: "A pesar de las continuas mejoras de las interfaces de comunicación en el sentido máquina-hombre, el intercambio de información hombre-máquina no ha evolucionado igual. El teclado y el ratón se diseñaron hace más de 30 años y no han variado".
Las señales eléctricas generadas por los ojos tampoco son novedad. En los años 20 se descubría ya que diversas funciones musculares y nerviosas se asociaban a pequeños voltajes eléctricos, que dieron lugar al electrocardiograma o al electroencefalograma. Pero, de momento, son escasos los productos que intentan aprovechar esa electricidad para comunicarse con el ordenador, como la plataforma BioMuse de la empresa BioControl, que se fija más en los impulsos de la cabeza y sólo aprovecha el parpadeo de los ojos para significar un 'clic'.
Al ser los voltajes electrooculográficos del orden de 20 microvoltios por grado de rotación, deben amplificarse unas 10.000 veces, lo que aumenta la posibilidad de error provocado por el parpadeo, las variaciones de la luz ambiental o las interferencies de la red eléctrica. Estrany ha tenido estas interferencias muy en cuenta: "Lo nuevo de mi investigación es el mecanismo de interacción, que permite corregir errores en tiempo real. El próximo objetivo es el 'clic', que podrá realizarse con un parpadeo voluntario o un guiño, hacer la máscara 'wireless' y estilizarla, para que parezcan unas gafas corrientes".
Además de la interacción con el ordenador, que puede ayudar a personas con poca movilidad en las manos, el sistema es útil para detectar enfermedades, como el Parkinson o la esquizofrenia, donde el movimiento de los ojos es sintomático, o para estudiar el sueño. Llorenç Valverde concluye: "Hace tiempo que la Inteligencia Artificial nos promete que, un día, en vez de teclear hablaremos con el ordenador, pero la promesa se ha ido retrasando. Aquí vemos que quizá la interfície no sea el habla sinó la vista, más efectiva, viable, simple y universal".